Interes General
08/06/2025 - 08:13:38



He venido para que tengan vida: La venida del Espíritu Santo


Lectura del santo Evangelio según san Juan (Jn 7, 37-39)

“El último día de la fiesta de las Tiendas, que era el más solemne, Jesús poniéndose de pie, exclamó: ‘El que tenga sed, venga a mí; y beba el que cree en mí’. Como dice la Escritura: ‘De sus entrañas brotarán manantiales de agua viva’. Él se refería al Espíritu que debían recibir los que creyeran en Él. Porque el Espíritu no había sido dado todavía, ya que Jesús aún no había sido glorificado.” Palabra del Señor.

Oración al Espíritu Santo

La secuencia que en esta Solemnidad de Pentecostés se proclama antes del Evangelio es una hermosa oración que podemos rezar en momentos de necesidad, cuando nos sentimos tristes, heridos, solos, cansados, nos faltó un ser querido, o sencillamente en todo momento en que sentimos que necesitamos del consuelo de este Dios Amigo que es el Espíritu Santo y vive en nuestros corazones:

“Ven, Espíritu Santo y envía desde el cielo un rayo de tu luz. Ven, Padre de los pobres, ven a darnos tu luz. Consolador lleno de bondad, dulce huésped del alma, suave alivio de los hombres. Tú eres descanso en el trabajo, templanza en las pasiones, alegría en nuestro llanto. Penetra con tu santa luz en lo más íntimo de nuestros corazones. Sin tu ayuda divina no hay nada en el hombre, nada que sea inocente. Lava nuestras manchas, riega nuestra aridez, sana nuestras heridas. Suaviza nuestra dureza, elimina con tu calor nuestra frialdad, corrige nuestros desvíos….”

Dios nos rescata

El envío del Espíritu Santo se da después de la muerte y resurrección de Cristo y es la cumbre de la tarea de rescate que de nosotros hace Dios Padre. Es un gran misterio que se expresa con una frase que se le atribuye a san Agustín: “Estábamos enfermos, Dios nos mandó el médico, los hombres lo matamos y su sangre se convirtió en medicina para nosotros”. Cristo, con su sangre derramada en la cruz, lava nuestro interior de las obras malas y por el Espíritu Santo nos da un corazón capaz de amar, de vivir los mandamientos y las bienaventuranzas.

De lo que es capaz el hombre inspirado por el Espíritu Santo

Por eso el hombre, si se deja llevar por el corazón malo es capaz de lo más ruin, mentiroso y violento; en cambio, renovado por el Espíritu Santo es capaz de lo sublime, lo grande, lo noble, lo extraordinariamente humano; así se explica el gesto que nace del corazón de Madre Teresa de Calcuta que escucha los gemidos de los pobres agonizantes en las calles de esa ciudad e inventa un “Moritorio”. No los podía salvar porque eran personas en situación de calle que estaban agonizando, pero si podía recogerlos y cuidarlos para que mueran con la experiencia de ser recibidos y amados. Religiosas buscando desechos humanos por las calles de Calcuta para darles dignidad y amor. Así se explica también la actitud de santa Gianna Bereta Molla, una médica pediatra italiana, casada, madre de familia, a quien le descubren un cáncer mientras estaba embarazada, con total conciencia por ser médica, prefiere postergar la terapia para no dañar la vida del hijo que lleva en su vientre. Por esa decisión, nacerá su hijo y ella al poco tiempo morirá porque el cáncer avanzó demasiado. Dio la vida antes que dañar al hijo de su vientre. Sólo la capacidad de amar que nos dio el Espíritu Santo es la explicación de actitudes como las de Madre Teresa y Gianna Bereta Molla.

El Espíritu Santo también anima la fidelidad de lo cotidiano en tanta gente que no sale en los diarios ni en las redes sociales, pero por sus gestos se constituyen en anónimos notables constructores de humanidad y bien común; empresarios de pymes, cartoneros, empleados que recogen la basura, médicos, enfermeras, amas de casa, administradores de la justicia, servidores de merenderos. Recuerdo que siendo obispo en Santo Tomé (Corrientes), me impresionó descubrir la vocación de docentes que en escuelas situadas en parajes perdidos, daban clases a unos pocos niños, pero además, les daban de comer, y por las distancias, muchas veces los alojaban en la misma escuela. Recuerdo una maestra que toda su vida había hecho eso y no se quería jubilar porque allí se sentía feliz. El amor grande y desinteresado que nos da el Espíritu Santo, si le damos lugar y seguimos sus inspiraciones, nos hace profundamente humanos y nos da una felicidad sin par. Que Dios te bendiga, en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Buen domingo.

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