Interes General
25/05/2025 - 08:12:36



He venido para que tengan vida: Dios habita en nosotros


Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Juan (Jn 14, 23-29)

“Durante la última Cena, Jesús dijo a sus discípulos: ‘El que me ama será fiel a mi palabra, y mi Padre lo amará; iremos a él y habitaremos en él. El que no me ama no es fiel a mis palabras. La palabra que ustedes oyeron no es mía, sino del Padre que me envió. Yo les digo estas cosas mientras permanezco con ustedes. Pero el Paráclito, el Espíritu Santo, que el Padre enviará en mi Nombre, les enseñará todo y les recordará lo que les he dicho. Les dejo la paz, les doy mi paz, pero no como la da el mundo. ¡No se inquieten ni teman! Me han oído decir: ‘Me voy y volveré a ustedes’. Si me amaran, se alegrarían de que vuelva junto al Padre, porque el Padre es más grande que Yo. Les he dicho esto antes que suceda, para que cuando se cumpla, ustedes crean.” Palabra del Señor.

Dios habita en nuestro interior

Dice Jesús en el Evangelio de hoy: “El que me ama será fiel a mi palabra, y mi Padre lo amará; iremos a él y habitaremos en él”. Desde que recibimos el sacramento del bautismo y la confirmación, los cristianos sabemos que Dios habita en nosotros y por su Espíritu Santo nos recuerda sus palabras, nos aconseja y nos guía en la vida; por eso es posible el diálogo y la amistad con Él. Una vez que saboreamos esa amistad, ese encuentro con Dios presente en nuestro más profundo centro, surge espontáneamente en nuestro corazón una escala de valores: primero Dios y nuestro prójimo a quién nos pide amar y después las cosas que debemos administrar para el bien común. Disfrutamos de la vida que Dios nos regala, de los bienes materiales, de los proyectos humanos, siempre que sean para la construcción de la dignidad humana; pero ya no se nos escapa que lo más consistente que tenemos es nuestra amistad con Dios, con Cristo; por eso tratamos de ser fieles a su palabra, por eso intentamos amarlo con todo nuestro corazón, porque lo descubrimos como lo más valioso que permanece, que no se desvanece con el paso del tiempo.

El regalo de la paz

Dios habita en nosotros por su Espíritu Santo y el corolario de nuestra amistad con Él por ser fieles a su Palabra es la paz. Dice Jesús: “Les dejo la paz, les doy mi paz, pero no como la da el mundo”. La paz del mundo está marcada por el egoísmo y la injusticia, suele ser un equilibrio de fuerzas siempre inestable, por eso es frágil. Lo vemos en la guerra de estrategia geopolítica por la cual Rusia invadió Ucrania y pone en vilo la paz de todo el planeta. La paz que da Jesús es estable y profunda, proviene de la realidad de estar anclados y edificados en Dios, de cuyo amor nada ni nadie nos podrá separar. Es una paz que se transmite y se comparte; es la paz que sólo puede dar Dios y nos hace actuar con calma en los desafíos de la vida; es la paz que desarma nuestras palabras de toda violencia y agresión; es la paz que no se pierde en los momentos más dolorosos de nuestra vida; es la realidad que expresó Santa Teresa de Ávila, de manera magistral: “Nada te turbe, nada te espante, todo se pasa, Dios no se muda, la paciencia todo lo alcanza, quien a Dios tiene, nada le falta, sólo Dios basta”. Que Dios te bendiga, en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Buen domingo.

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