Hablar del padre, es casi siempre hablar de otro. Como que no está permitido que uno desde sí pueda referenciarse que le cabe lo de “padre”, porque hay un “hijo”. Por eso es más significativo el artículo que escribió José Ávila para la revista de Cooperanza, y que reproducimos aquí. ¡Sólo con amor se puede!
Mi nombre es José David Ávila, soy un padre como cualquier otro que quiere contar las vivencias de un hijo especial. Cuando con María de los Ángeles decidimos unirnos en matrimonio no teníamos la más mínima idea que nos esperaba en nuestras vidas. Cómo iban a ser nuestros hijos, cuántos tendríamos… sólo empezamos esta hermosa aventura de formar un hogar y tener una familia por que nos amábamos. Llegó Sebastián, nuestro primer hijo, ¡qué alegría! Nos titulamos PADRES. Sebastián fue creciendo y dando sus primeros pasos en la vida y nos alegraba con sus picardías, bisabuela, abuela, tíos, se turnaban para darle mañas.
Dos años después llego Germán... Segundo hijo… segunda alegría!!! Ya éramos Padres con muuuucha experiencia!!!! Germán nació por cesárea. Nos dijo el doctor que era mejor para no tener complicaciones. Hermoso bebé, un peso normal.
Pero pronto Mamá empezó a notar algo raro en él. Algo no estaba bien. Notaba demasiada fragilidad en su cuerpito. Las consultas a los pediatras, nos decían que “era normal”, “tal vez un poco de inmadurez”, “no es nada”, “a medida que vaya creciendo se va normalizar...” No fue así. Cada día, se hacía más evidente su problemita.
Por fin los médicos detectaron algo anormal. Nos dieron la razón. Empezamos a preocuparnos y a ocuparnos, de acuerdo a nuestras posibilidades lo llevamos a cuantos especialistas pudimos. En San Nicolás, Buenos Aires, Rosario... Los primeros estudios dieron que tenía una lesión cerebral que se produjo antes de nacer, o en el momento de nacer, la que le impedía su normal crecimiento, su desarrollo. Empezó a dar sus primeros pasos recién a los dos años.
Hasta el día de hoy no puede hablar. Sólo palabras sueltas. Empezó a tener convulsiones. Las controlaron medicamentos que se le fueron cambiando por otros, anticonvulsivos y sedantes. Actualmente se le da una dosis de cuatro medicamentos diferentes, 18 comprimidos por día. Usa pañales y por una atrofia en sus piernas no camina más. Se traslada de rodillas y en silla de ruedas. En definitiva, su diagnóstico es retardo mental severo. Su cerebro está muy dañado debido a las convulsiones que tuvo, y sigue teniendo, a pesar de las medicaciones. La lesión es irreversible. Necesita un cuidado permanente de día y noche, debido a su sueño irregular. Depende de nosotros, sus padres, en todo. Desde el aseo personal, alimentación, medicación, traslado... Todo.
¿Un hijo especial?
Germán llegó y se instaló en nuestras vidas, no como lo hubiera hecho otro niño común, que uno puede ir educándolo y guiándolo de acuerdo a nuestras costumbres y criterios. Con él fue diferente. Fuimos nosotros los que tuvimos que ir, poco a poco, adaptándonos a su vida especial. Renunciar y privarnos de un montón de cosas, por ejemplo vacaciones, salidas a reuniones familiares, entre otras. ¿Por qué lo hacemos? ¿Por qué no seguimos el consejo de un doctor que nos aconsejó INTERNARLO en algún lugar especial para éstos casos..? Ja ja!! ¿Qué fácil no? ”Así ustedes pueden disfrutar de la vida”, nos dijo…” “un hijos es una circunstancia, no tienen porqué atarse a él”.
Nuestra decisión fue unánime... Si es necesario internarlo… ¡tendrán que internarnos a ambos, con él!
Fue ahí cuando empezamos a darnos cuenta que en nosotros estaba naciendo una fuerza interior que sería el motor que nos impulsaba a luchar contra todas las adversidades que se nos presentaban. No sabíamos en realidad qué era. ¿Por qué no hacíamos la más fácil?, nos preguntamos muchas a veces.
¿Por qué nos tocó a nosotros? ¿Qué hicimos de mal? Estábamos confundidos, pero seguíamos.
¿¿¡¡Y DIOS!!?? ¿Dónde está? ¿Por qué nos castigaba así? Si bien éramos creyentes, no teníamos una buena relación con Él, hasta que un día, tuvimos un encuentro personal con Cristo a través de un retiro espiritual y fue así que él se encargó de hacernos ver la bendición que teníamos. Y cual era nuestra misión. Empezamos a descubrir en Germán al mismo JESÚS, a través de frases como “el que quiera venir detrás de mí, que tome su cruz y me siga”. Y lo que creíamos un castigo, una carga, resultó ser nuestra cruz. Nuestra tabla de salvación.
¿Y cómo llevarla? Sólo con … A..M..O..R.!! Se puede. Ese amor que fuimos descubriendo en nosotros, que teníamos para dar y recibir, ese amor que nos fortaleció y unió más como pareja y matrimonio. Hoy 32 años más tarde, nos encuentra la vida en plena lucha. Germán es la prioridad principal, a él estamos comprometidos en asistirlo y cuidarlo día y noche, mientras DIOS nos de vida.
Germán, concurre a APAC Cooperanza Centro de Día “Creciendo” de 8,30 a 13:00. Realmente es su segundo hogar. Está muy bien cuidado, y se siente con mucha alegría. Los orientadores que lo atienden son personas que hacen con mucho amor, el cuidado de todos los concurrentes. Además, es asistido por todo un gabinete de profesionales de primera línea.
Germán es mi compinche, se comunica conmigo a través de gestos o señas para otros indescifrables, tenemos códigos propios, somos muy amigos y me demuestra su amor con continuos abrazos. Antes de salir todas las tardes a dar un paseo por la ciudad, al que él me invita mientras escuchamos música, no se olvida de dar un beso a su mamá.
No es mi intención ser ejemplo de nadie. Con este relato quiero compartir nuestra experiencia de ser padres de un hijo especial, con aquellos que también lo son, y tal vez no puedan aceptar esta hermosa realidad. Sí!! Ellos son criaturas especiales de DIOS. Que nos han sido confiados y entregados por Él, como hijos para su cuidado, para que disfrutemos y tomemos como ejemplo sus simplezas y su GRAN INOCENCIA,
Esa que a nosotros los seres normales, no tenemos. Es cierto que muchas veces, nos supera la angustia y la fatiga por ésta situación, pero DIOS nos da la suficiente fuerza y elementos necesarios para reponernos y seguir adelante y también para cumplir con el principal de los mandamientos, “AMARAS A DIOS Y A TU PROJIMO COMO A TI MISMO “LC.10 _27
Esta es nuestra…….”VIVENCIA de AMOR”-
María de los Ángeles y José David, mamá y papá de Germán