El clima electoral en la ciudad es arrollador. La gente en la calle está desesperada por lograr tener las boletas para votar. En los bares y en las colas de los bancos no se habla de otra cosa. La ciudad está inmersa en un gran debate sobre obligaciones y derechos que parece una asamblea constitucional. Las dos mujercitas enloquecen (Leer Tapialeras)
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