Varios fueron lo lugares donde la gente se volcó a comprar barbijos y se encontraron que ya se habían agotado. Los farmacéuticos, y hasta los ferreteros tuvieron una demanda que superó la exigua cuota que tienen de un elemento que muy pocos consumen. No se trata sólo de atemorizados hombres y mujeres por la llegada de la gripe mejicana, sino también de profesionales que obligados a usarlos se estoquearon para no quedarse sin ellos. Las fuentes consultadas indicaron que hubo un marcada demanda de barbijos de parte de habituales clientes, profesionales de la medicina, personas vinculadas a la manufactura de alimentos, y de otras profesiones, como así también de personas preocupadas por el trato con gente. Por ejemplo una agencia de remises les entregó a todos sus choferes barbijos que utilizarían en caso de traer pasajeros de Ezeiza. Las fuerzas de seguridad y de vigilancia particulares que pueden tener contacto con extranjeros también tuvieron su cuota.
En fin, los proveedores ahora argumentan que el aumento de la demanda les demora el cumplimiento de las cuotas que se solicitan, y que en un mismo nivel e encuentran los guantes descartables.
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