Los niveles actuales de producción y consumo, basados en la superficie productiva media mundial, superan en un 25 % la capacidad ecológica de la Tierra, lo que significa que, a los niveles actuales, la humanidad está gastando el capital natural del planeta a un ritmo alarmante.
Para revertir esta tendencia, es importante adoptar hábitos de consumo sustentable, entendido como el uso de bienes y servicios que responden a necesidades básicas y proporcionan una mejor calidad de vida, al mismo tiempo que minimizan el uso de recursos naturales, materiales tóxicos y emisiones de desperdicios contaminantes, de tal manera que no se pone en riesgo las necesidades de futuras generaciones.
Un consumo consciente y responsable del cuidado de los recursos, orientado al fomento de actividades satisfactorias para la naturaleza, es una gran contribución y un decisivo instrumento de presión frente al mercado.
Algunas cosas que podemos hacer: elegir productos sin envoltorio, comprar en negocios locales, dar un segundo uso a los productos, obtener información de sus condiciones sociales y ambientales de elaboración, y exigir calidad en los bienes que adquirimos.