El 13 de mayo del 2015 comenzó el juicio oral y público en el Tribunal 1 Campana por el asesinato de los dos policías nicoleños ultimados en el año 2010 por una banda que intentó robar un camión de caudales.
Hay once imputados por este hecho en el que murieron Rubén Fangio y Darío García.
Entre ellos, los sargentos de la Policía Bonaerense Diego Sebastián Rossi y Mauro Ricardo Gallardo. Ambos pertenecían al Grupo de Apoyo Departamental (GAD) de San Nicolás y eran custodios de camiones blindados. Están acusados de aportar datos sobre recorridos y horarios del vehículo que fue interceptado con fines de robo.
Los otros imputados son César “El Chivo” Guardo, Adrián Marcelo Aldao, bombero voluntario, presunto proveedor de las armas, ya que en su casa se secuestró un arsenal; Omar Manuel Gómez “Negro Buey”, quien le habría prendido fuego a uno de los autos utilizados para el asalto; Gustavo Fabián Díaz y Carlos Cortez, quienes cayeron presos en diciembre cuando intentaban robar dos camiones blindados, uno en San Telmo y otro en la Boca; Manuel Carrizo, Manuel Gómez, Raúl Díaz y Oscar Rodolfo Martínez Wilchez, quienes cumplen prisión preventiva acusados de haber intervenido en el asalto y de matar a los policías.
El jueves 4, se iba a realizar una nueva audiencia del juicio a las 9:00 en Campana. Algunos de los imputados dieron sus últimas declaraciones sobre lo ocurrido y también pidieron justicia declarándose inocentes.
Familiares de las víctimas que estuvieron en el juicio señalaron que la abogada de Rossi y Gallardo, pidió su prisión domiciliaria por “buen comportamiento de ambos dos y la Sra. Jueza, después de un debate les permitió su prisión domiciliaria”.
El próximo 12 de febrero habrá una nueva sesión.
EL HECHO
El 23 de noviembre de 2010 una banda integrada por al menos 12 asaltantes atacó a balazos en la Panamericana a un camión blindado y a los dos patrulleros que lo custodiaban. Los ladrones asesinaron a los dos policías que manejaban los móviles e hirieron a otros dos agentes, pero no pudieron llevarse el botín estimado en 20 millones de pesos.
El ataque se produjo de forma coordinada a la altura de Garín, con armamento poderoso y a toda velocidad: mientras desde dos autos arrojaban clavos “miguelito” y les disparaban a los policías que manejaban los dos patrulleros, otros dos coches se ocupaban del camión de caudales, que recibió más de quince disparos de fusil.