Interes General
12/06/2014 - 07:49:53



Para hacer y rezar


Para hacer y rezar
Quinto mes: 12 de junio a 12 de julio

EL INFORMANTE le ofrecerá una serie de diez publicaciones, proporcionado un modelo de evangelización y de espirtualidad. Extraídas de la obra del Padre Leandro Chitarroni, Explicitación teológica y posibilidad: el símbolo guadalupano y una pragmática para nuestras transmisiones salvadoras, presentaran orientaciones que pueden ser aptas, en el intento de colaborar a una sociedad más feliz.

El mencionado autor, acentuando en el Amor de Dios que nos salva, y la visita de Nuestra Madre de Guadalupe que nos anima, propone y sugiere oraciones, obras y criterios. Oraciones, obras y criterios a recrear, con la luz del Espíritu Santo que nos convierte, en la vida cotidiana, y en nuestros habituales trabajos o servicios comunitarios y personales.
De hecho, el material ya está siendo utilizado en otros lugares con singular éxito, para enriquecer caminos, actitudes y fines a concretar al compartir la fe. Si bien tienen una inspiración guadalupana, se pueden utilizar sin referencia explícita a la misma.

Actitud pastoral: manifestar la Bondad de Dios

Oración: pedimos la gracia de mirar misericordiosa y maternalmente, para formular una palabra inclusiva que manifieste a Jesucristo; reconociendo explícitamente con ella, los beneficios debidos a la Bondad de Dios en la vida de los otros y en la propia. Imploramos la capacidad de testimoniar y comunicar su Persona y designio salvador, siendo obedientes a la Palabra hecha carne; escuchándola, sobre todo y responsablemente, en la orientadora palabra de los más pobres.

Suplicamos, en relación con lo anterior, los dones de sabiduría y consejo. Por el primero, ese saber, mucho más que intelectual, que tiene que ver con el amor, y haciéndonos saborear las cosas celestiales, nos enseña a ser expertos en el arte de vivir. Por el segundo, la luz de saber incentivar a los demás a ser fieles a la voluntad de Dios; ayudándoles a descubrir y crecer en el sentido fundamental de su existencia, y a recorrer bien el peculiar trayecto que tengan que transitar para el mayor bien de todos.

Hacia un mundo y comunidades más hermosos

Nuestra Señora de Guadalupe, como explicitamos, nos anima a ser y transmitir diálogo; es decir, a ofrendarnos y a donar generosamente lo nuestro, abiertos al despliegue de los otros y lo que les pertenece. Es de esta forma, superando prejuicios nocivos e ideologías, cómo podremos colaborar a realidades sociales y eclesiales más fraternas, al favorecer el fecundo encuentro entre diferentes tradiciones y personas. Siendo capaces de vivir el poder que tengamos como servicio y entrega, y no como imposición caprichosa o violenta que pretenda ignorar o anular a lo diverso.

Obra de misericordia: dar buen consejo al que lo necesita. Hacerlo, siempre estando dispuestos a recibirlo, y cuando el prójimo realmente lo necesite o lo desee. Es importante no caer en paternalismos o maternalismos, y así poder proporcionar una palabra verdaderamente edificante; un consejo efectivamente orientador, que pueda salvar de diferentes formas de negatividad, ayudando a evitar o menguar tropiezos, fracasos, desesperaciones y caídas.

Oración: pedimos que todos los seres humanos sepamos vivir el poder que tengamos como verdaderas autoridades, entregándonos por el bien de los demás. Especialmente rezamos por los que, al ser más poderosos, tienen superiores responsabilidades y obligaciones sobre vidas ajenas.

Particularísimamente, suplicamos lo anterior, para los que representan a Cristo en la tierra, rogando puedan perseverar en la oración y el servicio, siempre con la gracia de Dios. Pedimos concretamente por la santidad de algún obispo, sacerdote, posible vocación, o de alguien que participe en la actividad pastoral de la Iglesia.

Con posterioridad, podríamos tener algún otro gesto amical para con la persona o personas encomendadas.

Pasos y acciones: ser fieles, con honestidad y prudencia, a las autoridades y enseñanzas de la Iglesia, dando siempre lugar a la edificante persona y palabra de los más pobres. Dejándonos aconsejar y enseñar por su espiritualidad, y modos de expresarla, viendo en todo esto una palabra de Dios; sin menospreciar los gestos sensibles y símbolos con los que, con profundidad sobrenatural, expresan su gran fe los más sencillos.

Amar la religión del pueblo, su talento para descubrir y celebrar la presencia de lo divino con diversas acciones y múltiples signos, íconos de lo sagrado. No perseguir, ni andar buscando algo para acusar esa piedad, de la que somos fruto y debemos aprender, y si fuera el caso, contribuir a mejorar, haciendo crecer lo que ya tiene de bueno.

Ayudarnos a evitar actitudes, pensamientos y palabras nocivas, que nos alejan de respetarnos y de enriquecernos con nuestras diferencias culturales y personales; impidiéndonos vivir como buenos hijos de Dios y hermanos de todos.

Considerar más dignos a los demás y, sin dejar de ver lo que pueda limitar su ser, valorar sus capacidades e incentivar a su despliegue; tratando de que confíen más, para lograrlo, en Dios, en la Virgen, y en lo que Ellos le regalan.

Trabajar por la felicidad de la gente dando lo de Dios, y con iniciativas adecuadas a sus necesidades comunitarias específicas; sin manipulaciones, ni prejuicios negativos, ni infundadas dudas, sobre sus posibilidades de saciarlas, con la ayuda divina.

Volver