En las últimas horas trascendió que se avanza en una investigación para esclarecer una estafa contra un empresario.
La tipificación del delito entraría en las nuevas formas que permite la informática.
Según se supo robaron las claves de cuentas bancarias y fraguaron pagos y transferencias por una suma importante de dinero.
La información es escueta en detalles, pero certera en el fondo de la cuestión.
La policía recibió la denuncia de que un empresario vinculado a la venta de automóviles observó movimientos extraños en su cuenta bancaria, que él no había realizado.
La maniobra fue alertada a las entidades financieras, y se bloquearon los movimientos de esa cuenta hasta que se puedan esclarecer los hechos.
Un tercero habría usado las claves de las cuentas para hacer movimientos por una cifra que rondaría los 150 mil pesos, pero que podría haber llegado hasta el vaciamiento de la cuenta.
El complejo ardid tuvo que hacerse con un amplio conocimiento de movimientos online, y con datos certeros que habitualmente se mantienen en reserva.
Se intenta llegar hasta el lugar desde donde se hicieron las transacciones y simultáneamente cómo se obtuvieron las claves secretas.
Sin que hayan trascendido los objetivos investigados, se ha puesto en movimiento una compleja red de entrecruzamiento de datos para aportar a la fiscal las probanzas que puedan ser suficientes para imputar a los responsables del desfalco.
Este tipo de delitos que utiliza nuevas tecnologías es motivo de profundos análisis para los especialistas en sistemas, quienes aseguran la invulnerabilidad de la seguridad bancaria.
Para no generar incertidumbre se han guardado los datos esenciales del hecho, como ser; identidades de los afectados, bancos y sucursales involucrados, y el ardid utilizado para el robo de guante blanco.