Ayer, millones de personas anticiparon la navidad armando el tradicional arbolito. Cada 8 de diciembre las ventanas de los hogares, y las vidrieras de los negocios se visten de verde y rojo. Muchas versiones existen acerca del nacimiento de esta tradición que fue mutando al toparse con diferentes culturas y credos.
Según algunas investigaciones que han intentado rastrear el surgimiento de esta práctica, establecen que fueron los celtas los que la instauraron adornando los robles en la llegada del solsticio de invierno.
Estos pueblos creían que de esta manera se aseguraban que el sol regresara luego de la temporada invernal. Pero con la llegada de los primeros cristianos al norte de Europa, el choque de cultura transformó esta creencia y la resignificó utilizando un pino como símbolo del amor de Jesús por ser un árbol perenne.
Usualmente se adornaba este árbol con manzanas, como símbolo del pecado original, y velas, que representaban la luz de Cristo, de allí surgieron las luces de colores que hoy colocamos a nuestros pinos navideños y las esferas rojas. Luego se incorporó la estrella que culmina el árbol.
Este elemento simboliza la cruzada de los Reyes Magos siguiendo la estrella de Belén hasta dar con el niño Jesús.
Fue el Papa Pío IX quien proclamó el 8 de diciembre como día para armar el pino navideño con motivo de la conmemoración del Día de la Inmaculada Concepción.