¡Venturoso aquel a quien el cielo dio un pedazo de pan, sin que le quede obligación de agradecérselo a otro que al mismo cielo!”.
Miguel de Cervantes Saavedra
Hace sólo tres años de tu partida y las fiestas, sin tus emotivas sugerencias, lejos han quedado de ser el motivo de festejos para convertirse en simples y delicados rituales cristianos que nuestra noble madre, con extremo esfuerzo, nos obliga a dar cumplimiento, con la única finalidad de que los más pequeños aguarden los regalos ante la ausencia de tu presencia física como abuelo.
Pero haciendo honor a la verdad, debo confesarte que en cada momento desde aquel día, una luz cercana se ha convertido en guía de mi apresurada vida. Aquella luminosa, inquieta e invasiva presencia se percibe aún en el más nublado y tormentoso calendario. Se manifiesta dejando, como antaño, ese sello característico de tus creativas demostraciones de singular afecto. No podría definirla con exactitud; acaso continúo aguardando, al igual que cuando niño, aquella aprobación gestual de tu rostro de profunda y precisa mirada que con los años, y aún adulto, necesito con más ansias, quizás por temor a equivocarme. Y sólo llegan señales marcadas en sueños, los que he considerado divinos, para poder transformarlas en sentencias de la protección deseada frente a aquellos difíciles obstáculos que se presentan en las pronunciadas e inevitables curvas del camino.
¿Y por que tendré que ocultarte que te buscamos? Sería injusto mentirnos a nosotros mismos… Si te hemos encontrado tantas veces al lado de cada niño desprotegido, en cada trabajador despedido u obrero sancionado. Y hemos logrado, por última vez, que tu extraña voz se eleve ante los hombres de esta tierra clamando justicia.
Un diez de Enero determinaste que era momento de descansar eternamente y vivir por siempre en el recuerdo de tus amigos, de aquellos compañeros por los que luchaste, y de tus amados hijos.
Bienaventurados los que vienen en nombre de Dios. Que en paz descanses, querido y recordado padre, que fuiste de tus hijos amigo e incansable compañero de juegos y tardes de abrigo.
Rodolfo Ramón Cecchi
24-10-1940 10-01-2009
Lo habéis heredado de vuestros padres, volvedlo a ganar, o no será vuestro.
Johann Wolfgang von Goethe
Rodolfo-Cesar- Daniela- Yanina- María