Interes General
26/04/2011 - 00:11:03



Andar por el camino de la Encarnación


En la jornada mariana de este 25, el Obispo de San Nicolás se refirió al misterio pascual, y continuó con la catequesis de la maternidad de María.
Después de un fin de semana largo con gran cantidad de fieles que vinieron a esperar la Pascua, nuevamente el Santuario Diocesano de María del Rosario fue centro de la fe.
En la misa central Monseñor Héctor Cardelli se refirió al hombre nuevo que nació con el Cristo Resucitado, y al corazón latiente en el seno de María.
Durante su homilía Cardelli expresó acerca del tiempo que estamos transcurriendo, “celebramos la Resurrección de Cristo. Misterio de nuestra fe y prueba evidente del poder divino que no revive de la muerte, sino resucita inmortal y para siempre, creando el nuevo orden al que estamos todos llamados a participar en Cristo!
Esto no hubiera sido posible si esta naturaleza frágil y pecadora que el Señor asumió para rescatarla del fracaso en el que había caído, no hubiera sido concebida en el seno de nuestras madres. Así surge la vida humana y así Cristo se sujetó al tomar nuestra naturaleza.
Este hecho le da a nuestra vida un sentido trascendente y la orienta hacia la desembocadura final de la resurrección como nos adelantó en la primicia en su resurrección”.
Siguiendo con la catequesis pro vida que se inció en el día de la Encarnación, el obispo de San Nicolás reafirmó “Hoy, María inicia el segundo mes para que nosotros contemplemos y celebremos este embarazo que abre el surco de nuestra vida, porque en este misterio de su encarnación nunca la vida estuvo tan dentro de la fragilidad y corrupción de nuestra naturaleza, haciéndola participar de su plenitud.
María, embarazada de Dios, nos enseña a cuidar y a amar nuestra vida que no es transitoria, sino que tiene una propuesta final de incorrupción y de triunfo, como la que llevó en su seno y que no conoció la corrupción del sepulcro.
En este nuevo mes de embarazo el corazón de su Hijo late en Ella. Su corazón de mamá late para el corazón de su hijo.
Dos corazones, el de Dios y el de la Madre, que se encuentran, se comunican y se alimentan mutuamente en un intercambio de amor perpetuo”.
Se refirió luego a la actualidad del sacrificio divino, “La resurrección no es un acontecimiento del pasado y solamente completado en la persona de Jesús, sino que se da hoy en cada uno de nosotros, cada vez que vivimos con plenitud la gracia y el amor,
cada vez que orientamos nuestros pasos iluminados por la fe en este acontecimiento sorprendente que nos contagia su verdadero triunfo,
cada vez que vivimos el tránsito de la vida de pecado a la de gracia, amor y libertad, consistente en un proceso de identificación cada vez mayor con Jesús, que salió del sepulcro rompiendo las ataduras del pecado y haciéndonos nuevos y libres en la filiación divina que nos confiere.
Esta transformación se da en nosotros por la fe en la resurrección, el arrepentimiento de nuestro pecado y la decisión de amar a Jesús, que nos precede en el camino de la vida.
Esta, nuestra pascua, comienza hoy y aquí en nosotros, nos acompaña a lo largo de nuestra vida y culmina en la Pascua eterna, donde ya no habrá llanto ni dolor, sino la alegría plena de la vida de comunión y amor con Dios”.

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