El corte del paso por la rotonda de la 188 ha obligado a los vehículos a deambular por las calles internas de barrio Santa Rosa, mientras los vecinos aplacan el polvo regando las calles. Compiten en las mismas calles autos, camiones y colectivos. Con el paso de las horas es insuficiente toda el agua para hacer respirable el ambiente.
A los trastornos de los frentistas, se suma el fastidio de los conductores, que adivinan el camino para encontrar una vía pavimentada. Unos reclaman el paso de los regadores municipales, y los otros, que desconocen el motivo del desvío, que alguien regule el paso en las encrucijadas.