Las condiciones del tiempo, calor y sequía, favorecen la multiplicación de siniestros, en su mayoría por actos indolentes de personas que no miden las consecuencias de sus actos. Los bomberos debieron atender incendios que ponían en peligro bienes personales.
Los espirales de humo cortan el horizonte y son el indicio de un foco de fuego, que puede ser pequeño en extensión, pero peligroso por la magnitud que puede tomar. Algunos lotes donde el rastrojo de trigo estaba sin levantar, fueron arrasados por las llamas, y en otros casos montes de árboles también fueron alcanzados por la acción destructiva del fuego. Los bomberos contribuyeron a circunscribir con chicotes el avance de líneas de fuego, para salvar sembradíos de soja recién brotados.