Coincidiendo con la celebración de la Tierra, la Pachamama, la tradición incaica se funde con una guaranítica; beber caña con ruda para alejar la enfermedad y la mala suerte. Hasta nuestro días han llegado estas costumbres, mixturadas de superstición y creencia. Mientras la caña con ruda ha sido la más difundida, el culto a la Pachamama mantiene su rigurosidad cultural.
La tradición de beber caña con ruda pertenece al acervo guaranítico, y se ha trasladado donde la cultura ha calado en su expansión, cada 1 de agosto. En la actualidad, del licor fabricado con chañar, algarroba, patay o tunas, se pasó a la caña y el lugar de la mezcla de yerbas, es ahora ocupado por la ruda.
Según cronistas de la conquista, en esta época del año se producían grandes lluvias, las que, agregando el frío estacional, provocaban enfermedades epidémicas. Combatían los aborígenes estos males elaborando el remedio consistente en mezclar hierbas con licores, del cual debía beberse un trago al comenzar la estación de las lluvias chaqueñas.
La imaginería guaranítica le adosó virtudes a los componentes y al compuesto mismo. Desde afirmar que una ramita de ruda colocada debajo de la almohada del cónyuge poco cariñoso, cambia su actitud haciéndolo mimoso, hasta llevar una rama en la oreja para calmar los dolores menstruales.
La costumbre hoy llega a nuestros días disfrazada de beneficiosa contra las malas ondas, y necesaria para combatir las pestes del invierno, y del año por venir.