Los Nadie vivimos en lugares donde la historia no hizo campamento. Lugares a la buena de Dios; donde los intendentes pasan solamente cuando necesitan votos y después no quieren ni mencionarlos.
Los intendentes no quieren ni escuchar hablar de nosotros porque estamos rodeados de problemas, de derrotas prolongadas; de boletas de la luz impagas. Los Nadie cuando tenemos plata la gastamos en sueños que se desvanecen al instante; en tener unos zapatos de marca para un domingo, en helados para los pibes o en una rifa que nos saque de pobre. Y a medida que nos vamos poniendo más viejos, nos volvemos silentes, hoscos, esquivos…no podemos exhibir diplomas o viejas medallas; ni escudos de armas.
Y nuestro destino es ver programas de televisión que hablan de chismes o de desgraciadas vidas que nos hacen sentir menos solos. Nuestros abuelos hicieron asados con parqué; y nuestros padres casas de chapas en lugares inundables que compraban con el primer sueldo de la fábrica.
Pero Los nadie no somos importantes….no podemos entrar con nuestras lanchas al río por la sencilla razón que no tenemos; solamente nuestros hijos sienten el viento de las islas cuando van a mojar sus veranos al Balneario Municipal.
Los Nadie no olvidan, siempre tienen que agradecerle a los Tilingos que les permitan pisar la tierra que no les pertenece; porque según las leyes y los dogmas ocultos; Los Nadie son una deformación del ser nacional. Los Tilingos siempre se asumieron como los dueños del aire, del fuego y del agua; y ni que hablar de la tierra. Y les permitieron vivir a Los Nadie en esta latitud porque necesitaban mano de obra en el Alto Horno. Por eso, los Nadie andan siempre como debiendo algo, sin embargo todos los días pagan sus deudas con creces.
Pero ayer, el martes que jugó Argentina, Los Nadie festejamos en Sudáfrica. Lo gritamos antes que nadie porque nosotros sabemos ver los milagros cuando se están por producir. Nosotros conocemos el cielo porque un día será nuestro de los pobres y la tierra de los de siempre. Lo vimos parado en el lugar exacto y preparando la derecha para sacudirla como cuando uno baila cumbia. Por primera vez en muchos años, cuando el partido se terminaba, el mate estaba lavado y no quedaban ni biscochos en el plato…apareció él…así como aparecen los milagros y nos hizo saltar del banco…los chicos gritaban y los de enfrente tiraban bombas…Apareció el como el Estrella del Norte, vestido de azul como el camisolín del manicomio, con los pelos rubios como choclos, como un pampero antes de la lluvia; en silencio como el rezo de Los Nadie.
Y nos dimos cuenta que los griegos no entendían que era lo que pasaba….la locura se vino de repente en un remolino de abrazos… y Sabina canta en la radio “le toca a Palermo tocar el balón y la doce se altera….ese año Boca salió campeón en la Bombonera”. Y Los Nadies festejamos nada, como siempre; nos abrazamos como en las noches de invierno; nos hermanamos como en los calabozos casi sin conocernos.
Y la verdad es que nos dio mucha emoción, porque los periodistas ya se habían olvidado que un día bajo la lluvia Martín, hizo que se clasificara la selección. Y después todos se olvidaron de él, tuvo que subir al avión cuando estaba carreteado y los Tilingos se empezaron a olvidar que estaban en Sudáfrica gracias a su cabezazo. Entonces, ayer se tuvieron que acordar que estaba…que siempre hay un Nadie para salvar a la Argentina…porque este país lo hicieron Los Nadie…los que no consumen a gran escala, los que veranean en la puerta de su casa, los que se casan los días de semana, los que trepan chimeneas en busca del salario, los que plantan familias en las banquinas. Y volvió la memoria y la alegría, se mataban todos por hacer un gol…y sin embargo los hizo el último de la lista, el que parecía perdido entre la selva, el que cruzaba el desierto del olvido…ahí estaba donde tenía que estar; con picardía y astucia, como siempre atento para que la que viene no se escape; porque esa es una de las grandes virtudes que exhibimos ante el mundo Los Nadie.
Javier Tisera
Periodista EL INFORMANTE