Los nicoleños necesitamos volver a confiar en la política, entendida como el instrumento de transformación de la realidad. Ella debe ser el elemento que permita mejorar la calidad de vida de todos los integrantes de nuestra sociedad.
La situación de retroceso y deterioro que viene experimentado la ciudad desde hace años, implica una inexorable pérdida de la calidad de vida de sus habitantes. De este modo, progresivamente hemos perdido en servicios, infraestructura y sobre todo en oportunidades de progreso individual y colectivo.
Esto ha sido el resultado de que la política local, invariablemente se “ha mirado hacia adentro”, manifestándose exclusivamente a través de expectativas electorales. Se gobierna con el único fin de sostener un caudal electoral que permita al gobernante mantenerse en el poder el mayor tiempo posible.
Esta disociación de la política con la gente, ha generado una justificada apatía y un absoluto desinterés de gran parte de la sociedad. Pero si bien esta situación es una respuesta esperable, no es la reacción apropiada, pues sólo ha beneficiado a quienes detentan el poder para que lo sigan haciendo, cada vez con menos obstáculos.
Podemos observar que durante años, esta situación ha generado un círculo vicioso: las malas gestiones gubernamentales provocaban más apatía política, esto generaba falta de interés social en el accionar de los gobiernos, los cuales cada vez atendían menos los problemas de los ciudadanos aumentando la desinterés por las cuestiones vinculadas al poder.
Pero de esta realidad, hay una sola manera de salir, y es política, con democracia. Los argentinos en general, los nicoleños en particular, debemos comprender que la solución a gran parte de nuestros problemas comunes, es el compromiso político que se manifiesta en la participación; hacerse a un lado sólo implica dejar el camino libre a quienes, desde hace más de 20 años, en tal o cual partido, conducen el destino de la ciudad.
Fue en un mes de mayo, hace casi doscientos años, en que un puñado de patriotas, con el apoyo de un pueblo que perseguía la firme convicción de ser libre, se lanzaron a la conquista de su destino. Hoy, tenemos por delante un desafío, como sociedad, devolver a nuestras instituciones republicanas su esencia: transparencia y trabajo para la comunidad.
Volver a confiar en la política no es más que hacernos cargo de nuestros deberes de ciudadanos. Es asumir, como sociedad, la mayoría de edad; tomando las riendas de nuestro futuro y no dejando que un grupo de “iluminados” resuelva por nosotros.
Sabemos que no es un camino fácil, pero sabemos que es posible. Junto a Mauricio, Francisco y Gabriela, estamos haciendo una nueva forma de hacer política, Sumate, podemos vivir mejor.
Dr. Pablo Del Litto
Candidato a primer cocejal PRO
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