Interes General
12/02/2014 - 10:17:10



Plan de Pastoral para orar y hacer


EL INFORMANTE le ofrecerá una serie de diez publicaciones, proporcionado un modelo de evangelización y de espiritualidad. Extraídas de la obra del Padre Leandro Chitarroni, Explicitación teológica y posibilidad: el símbolo guadalupano y una pragmática para nuestras transmisiones salvadoras, presentarán orientaciones que pueden ser aptas, en el intento de colaborar a una sociedad más feliz.

El mencionado autor, acentuando en el Amor de Dios que nos salva, y la visita de Nuestra Madre de Guadalupe que nos anima, propone y sugiere oraciones, obras y criterios. Oraciones, obras y criterios a recrear, con la luz del Espíritu Santo que nos convierte, en la vida cotidiana, y en nuestros habituales trabajos o servicios comunitarios y personales.

De hecho, el material ya está siendo utilizado en otros lugares con singular éxito, para enriquecer caminos, actitudes y fines a concretar al compartir la fe. Si bien tienen una inspiración guadalupana, se pueden utilizar sin referencia explícita a la misma.

Camino pastoral: diálogo de salvación

Oración: suplicamos el método o capacidad que nos permita sacar siempre, desde las reservas inagotables de la gente, el alimento para nuestra misión; esforzándonos en reconocer los regalos de Dios en las comunidades, en la realidad en general y en nosotros mismos. Pedimos lo anterior, clave para crecer en semejanza con ese misterio que nos funda, buscando recibir y compartir la universal salvación, particularizándola en cada cultura y subcultura. Y, de esa manera, poder llegar o alcanzar a todas, y vivir la unidad, entendida como comunión de diversidades, y no como uniformidad.

Imploramos los dones de ciencia y entendimiento. Así, por el primero, y en busca del logro de lo enunciado, la habilidad para descubrir y contemplar la belleza más perfecta de las cosas de este mundo; para que viéndola, todo lo creado nos hable de Dios y nos lleve a Él, sin que endiosemos ni desechemos a nadie, ni a nada. Por el segundo, la luz de captar algo del sentido más profundo o sublime de la Palabra de Dios y de las verdades de la fe; para ser capaces de recuperar y renombrar, desde ese sentido, las riquezas de las memorias colectivas de nuestros pueblos, y de sus respuestas a las cuestiones fundamentales. De esta manera, desde su cultura, presentes en las situaciones de la gente, podremos aproximarnos a vivir y transmitir concretamente la Buena Noticia, siendo factores de hermandad.

Dar respuesta y generar protagonismo

Nuestra Señora de Guadalupe se hace cercana, escucha, y responde amablemente desde el modo de ser, lugar y circunstancia de los demás. Así, origina acciones obedientes, que suscitan progresivamente el protagonismo fraterno y convencido de todos ellos.

El diálogo es entonces el camino que Ella utiliza para comunicar a su Hijo y conducir a concretar todo su mensaje de vida. Mensaje que a la vez que los hace propio, relaciona, superpone y hace crecer conocimientos anteriores; movilizando a superar situaciones de incomunicación e incomprensión entre pueblos y personas diferentes.

Obra de misericordia: enseñar al que no sabe. No consiste en querer dar lecciones a los demás en forma permanente. Debe practicarse con la actitud de saber escuchar y agradecer lo que aprendemos de los otros. Consiste en compartir gratuita, generosa y humildemente lo que se ha descubierto como valioso, pero sin alardes humillantes o descalificantes para el receptor.

Siendo capaces, al evangelizar, de abrirnos a lo de los demás, a lo de los diferentes de nosotros, y ante las novedades que nos aporta su epifanía o manifestación, de redescubrir, y desarrollar propias y ajenas experiencias, gestos y sentidos religiosos previos. Así podremos conservar y aprovechar, al mismo tiempo que las fecundamos en el diálogo, tanto las diversas raíces culturales, como los distintos tesoros de lo creído y vivido por la Iglesia.

Oración: suplicamos la gracia de que todas las comunidades, familias y habitantes del mundo podamos crecer en la capacidad de escuchar. Especialmente encomendamos a nuestra Iglesia, para que en nuestro servicio a Dios y al género humano, aprendamos a dialogar, más y mejor, con todos los pueblos, culturas y personas. También solicitamos ayuda para poder colaborar a resolver alguna situación, cercana a nosotros, de incomunicación o incomprensión.

Pedimos, para poder ser, obrar y originar diálogo, estar firmes en la esperanza; que nos da la certeza de que nuestras fuerzas humanas no están solas en la búsqueda de un futuro mejor, sino que contamos con la intervención de Dios en la historia. Con su ayuda, para poder vivir y manifestar la unidad en la diversidad.

Ojalá, que en nuestras tareas evangelizadoras, podamos obrar con la buena fe que implica todo lo expresado, y sean disimulados los límites de nuestras acciones y concepciones; y que, en todo caso, nuestras miopías y errores en contra del diálogo y de todo lo bueno que él provoca, no afecten los anhelos del Señor, y las sanas aspiraciones y deseos de la gente.

Pasos y acciones: acercarnos a las personas en la calle, visitar sus casas y lugares de trabajo, respetando y asumiendo los modos de ser y de entender de nuestros pueblos, su historia y tradiciones; para a la vez enriquecerlas, y colaborar a saciar su sed de vida y de eternidad.
Asumir como Pueblo de Dios, en nuestro servicio y palabra para mostrar a Jesucristo y hacer encontrar con Él; de forma integral, la realidad profunda y circunstancial de nuestros interlocutores.

Dialogar, desde el modo de ser, comprender y expresarse de aquellos que nos escuchan; para poder hacer nuestro anuncio en respuesta a sus concretas búsquedas, necesidades y demandas.

Dejarnos enseñar por todos aquéllos a quienes tenemos que anunciar la Buena Noticia de Jesús, pero especialmente por los más sencillos; considerando y haciendo desplegar todo lo bueno que ya tengan, sin jamás pretender extirpar o anular ninguna semilla o fruto del Verbo.
Escuchar atentamente a los que no participan tanto de la dimensión visible de la Iglesia o Iglesia institución, para intentar que se sientan parte e intérpretes.

Dar lugar a la responsabilidad y actividad de los diferentes grupos humanos, para que podamos encarnar el Evangelio en cada comunidad; recibiendo y compartiendo maternalmente la Palabra de Dios, dando lugar a la inculturación de la fe por el protagonismo de los pueblos.

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