El cura gaucho José Gabriel Brochero fue oficialmente beatificado en una ceremonia que presidió el enviado del Vaticano, el cardenal Angelo Amato, y que se desarrolló en la localidad cordobesa que lleva su nombre.
Ante una multitudinaria presencia de fieles, el cardenal Amato dio lectura al instrumento papal que concedió la investidura de beato al cura Brochero y se descubrió la imagen del nuevo beato argentino.
La ceremonia fue presidida por el cardenal Amato, que llegó desde Roma; alrededor de 200.000 fieles participan de la celebración tras la cual el sacerdote pasará a integrar la lista de candidatos a ser proclamados santos
José Gabriel del Rosario Brochero nació en 1840 en las Sierras Chicas de Córdoba. Se ordenó sacerdote en 1862 (Seminario Mayor de Córdoba). En 1869 asumió el Curato de San Alberto. Debía pastorear a unos 10.000 habitantes dispersos en las Sierras, sin caminos ni escuelas, y en un estado de gran indigencia material y moral.
Su misión la desarrolló a lomo de mula. Fue incansable en el rescate de las almas de una población serrana muy pobre, aislada y olvidada, y librada al estrago del alcoholismo y la violencia. Llevaba a los fieles hasta Córdoba para practicar los Ejercicios Espirituales ignacianos, viajando 200 km a 2.000 metros de altura por caminos muy difíciles.
El cura Brochero, como se lo conoce popularmente, dejó una huella imborrable en el bello paisaje de Traslasierra: con la ayuda de sus "ovejas", construyó caminos, escuelas, capillas, oficinas de correos y una Casa de Ejercicios espirituales en la Villa del Tránsito, hoy llamada Villa Cura Brochero en su honor.
Murió en 1914, leproso y ciego. Su tarea dejó una impronta definitiva en esa región, al punto que la veneración a su figura empezó muy poco después de su muerte. Como dijo a Infobae el sacerdote jesuita Julio Merediz, vicepostulador de la causa de beatificación del cura gaucho, "a Brochero el pueblo siempre lo consideró santo".
En efecto, la religiosidad popular, esa que Jorge Bergoglio tanto aprecia, como lo dejó asentado en el documento de Aparecida (2007), no esperó el papelerío para venerar al cura Brochero. Pero, a partir del sábado, su culto será oficial y tendrá un día para su fiesta en el santoral de la Iglesia Católica. El anuncio de la fecha lo hará el cardenal Amato durante la ceremonia.
Vicente Montenegro, el neurocirujano que atendió a Nicolás, el niño cuya milagrosa salvación se atribuye a Brochero y por la cual será beatificado, dijo: "Debo aclarar que no soy la persona indicada para hablar de milagro, pero sí estoy convencido de que el paciente tuvo una mejoría asombrosa, que superó las expectativas que tenía".
Nicolás, que hoy tiene casi 14 años (los cumplirá en octubre), sufrió un grave accidente automovilístico cuando tenía 11 meses. Su abuelo murió y su madre y su abuela sufrieron heridas. Su padre, el único que salió ileso, le hizo respiración boca a boca y le pidió a Brochero que le salvara la vida.
Sobrevivió, pero los estudios clínicos decían que Nicolás no podría volver a ver, escuchar, hablar ni caminar. "El diagnóstico de vida vegetativa nos entró por un oído y nos salió por el otro. Nosotros sabíamos que Nicolás se iba a recuperar", dijo Sandra, la madre de Nicolás.
Y Osvaldo, su padre, recordó: "En ese momento de desesperación, cuando veía que la vida de Nicolás se apagaba, yo estaba convencido de que el cura Brochero lo iba a salvar".
El cura brochero será el octavo beato argentino. Los otros siete son María Cabanillas, María Ludovica de Angelis, Nazaria Ignacia March Mesa (nacida en España, pero que desarrolló su obra en nuestro país), María Crescencia Pérez de Pergamino, Artémides Zatti, Laura Vicuña y Ceferino Namuncurá.