No sólo los concejales fueron blanco del malestar de los colectiveros y demás nicoleños que llegaron a la esquina de Sarmiento y Lavalle.
El histórico edificio quedó con importantes roturas como corolario del enojo incontrolable de la masa.
Más de una decena de bombas de estruendo cayeron sobre el techo de la vieja Escuela Normal, provocando grandes agujeros que demandarán una importante inversión de parte del municipio.
Los plásticos del techo caían sobre las bancas de los concejales que quedaron vacías en varias ocasiones por temor a sufrir alguna lesión.
Las sillas quedaron cubiertas de tierra y polvillo mientras que en el ambiente se percibía el olor a humo que emanaba de los restos de las bombas.
Homenaje a Raúl Carnota a beneficio de la Casa de la Música