Mediodía caluroso de enero. Calle Don Bosco al 400, un Ford Falcon en importante estado de deterioro, es conducido por un hombre que cargó decenas de cubiertas en el baúl y techo y se traslada sin ningún reparo. La peligrosidad para los transeúntes y los conductores es evidente.
Ante la mirada atónita de los vecinos, el conductor seguía circulando, como si nada.