Lic. Sebastian Arias

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20/11/2023


Milei, ¿la Argentina entre Escila y Caribdis o entre temores y Utopías?


Lic. Sebastián E. ARIAS

En 1994 los argentinos modificamos por última vez la Constitución Nacional. Cada uno de los espacios políticos mayoritarios de ese momento, uno liderado por el presidente en funciones, Carlos Menem y el otro por el ex mandatario Raúl Alfonsín, habían diseñado un cúmulo de temas que la Asamblea Constituyente debía votar casi sin posibilidad de debatirlo en ese espacio que se concibe como ¡soberano!.

A ese paquete se le impuso el quizás un tanto presuntuoso nombre de “Núcleo de Coincidencias Básicas” e incluía entre otros puntos la creación de una nueva institución electoral, la “Segunda Vuelta” conocida popularmente como “balotaje”, el cuál tendría lugar si en las elecciones presidenciales, ninguno de los candidatos propuestos alcanzara superar el 45% de los
votos válidos emitidos o recolectara más del 40% y una diferencia de + 10% con quien lo
secundara.

Esta fue la situación que resultó de las elecciones generales del mes de octubre de este 2023,
en la cual el candidato oficialista de Unión por la Patria obtuvo el 36,78% de los votos mientras que
el segundo lugar fue para la que hasta entones podíamos llamar “la tercera vía liberal”, La Libertad Avanza, un espacio de reciente creación (aprox 2 años) y que es conducido por el economista Javier Milei que logró el 29,99%.

Esa noche del 22 de octubre pareció resonar en la memoria de quienes ya tenemos algunas canas, la voz del recordado conductor de radio y televisión Silvio Soldán, cuando con vehemencia gritaba ¡los dos a la final!. Se gestaba así el segundo balotaje de la historia argentina (el primero había sido entre Macri y Scioli en 2015). Massa y Milei se volverían a medir el domingo 19 de noviembre.

De esa manera continuó un sendero que había dejado muchos heridos al “costado del camino”
al decir de un famoso rosarino . En especial en el espacio que fue el gran perdedor de esta elección,
Juntos por el Cambio, cuyas tensiones internas provocadas por la gran dispersión ideológica que
contenía en su interior, no pudieron disimularse en unas internas feroces y que visibilizaron al
menos dos concepciones de país diferentes y por lo tanto, diferentes caminos para llegar a ellos.

Aquellos que habían apoyado la candidatura del Jefe de Gobierno porteño, Horacio Rodríguez
Larreta, mostraron muy poco interés, incluso forzado para la prensa en sostener a la candidata
electa, Patricia Bullrich. Y por supuesto eso se manifestó más aún cuando al día siguiente de su
derrota y por consiguiente quedar fuera de la segunda vuelta electoral, prestan públicamente su
apoyo (junto con su compañero de fórmula el radical mendocino Luis Petri) a Javier Milei.
Situación que generó la implosión de Juntos por el Cambio.

Este día, pos elecciones generales se empezó a fraguar sin dudas el éxito que alcanzó Javier
Milei en las elecciones del 19 de noviembre.

El decidido apoyo de dos dirigentes de fuste liberales de Juntos por el Cambio como ser Mauricio Macri y Patricia Bullrich (a los que se fueron plegando otros), empezó a hacer más tolerable para muchos votantes del ex-Cambiemos al candidato liberal-libertario. La sensación de agobio y falta de respuestas a los problemas que aquejan a nuestro país y a los cuales el superministro y candidato Sergio Massa no pareció encontrarles vías de solución en mas de un año de gestión económica no lo tornaban un candidato atractivo tampoco para los sectores independientes. Le quedaba a Massa el “aparato”.

Pero, como parecía previsible y comentaban por lo bajo algunos dirigentes massistas, una vez que tras las elecciones generales los gobernadores, en especial el de Buenos Aires y sus intendentes, aseguraron su sillón por los próximos años, todo funcionó a media máquina.

Unión por la Patria, ya era en los hechos el Frente Renovador con alguna que otra foto de familia y poco más. El kirchnerismo nunca tuvo afinidad con Massa, lo marcaron desde la elección misma del ex intendente de Tigre como candidato y fueron consecuentes con ello a la hora de "militarlo".


Hay un par de datos interesantes en la resolución de este balotaje, por un lado el nivel de
concurrencia a las urnas, y por otro el hecho de que los electores ejercieron la opción del voto
positivo, es decir eligieron a uno de ellos, en detrimento de las opciones propuestas por algunos sectores de la izquierda y el radicalismo ARI Coalición Cívica, etc, que era la del abstencionismo (no ir a votar) o en caso de hacerlo votar en blanco o anularlo. Una nueva derrota para los espacios autotitulados “progresistas”.

La participación electoral alcanzó al 76,1% de los argentinos habilitados para ejercer el sufragio, lo cual si bien es un número muy importante y similar al de la elección general de octubre (donde fue del 77,65%) es también más bajo si se lo compara con el balotaje que encumbró a Mauricio Macri en 2015, en ese entonces la participación popular alcanzó el 80,77%.

Pero lo suficientemente significativo si se vincula este dato de muy buen nivel de participación con el hecho de que los votantes optaron y le dieron a Javier un número que sorprendió a propios y a extraños el 55,69% según datos del escrutinio provisorio frente a un 44,30% para Sergio Massa. Una paliza electoral.

Con datos oficiales aún no publicados, Sergio Massa hizo carne el refrán que dice “al mal
paso darle prisa” y prontamente subió a un escenario y reconoció que los esfuerzos no alcanzaron. Que habían sido derrotados. Al observar los rostros de funcionarios y militantes se me vino a la mente de manera inmediata el título de la obra de Kierkegaard, eran caras de “temor y temblor”.

Esos cimbronazos que poco se han dado en los 40 años de democracia, el peronismo no está
acostumbrado a perder elecciones y no tiene fama de ser buen perdedor. Rápidamente organiza,
apelando a los viejos mitos de su propia historia “la Resistencia”, gran parte del Movimiento, en
especial su ala de izquierda se considera único portavoz de la esencia de la Patria, del Volksgeist del que hablaba Herder.

¿Resistirá Unión por la Patria? Kiciloff asegura refugio a muchos… pero ¿a todos? ¿Cómo será el rebalance de poder al interior de ese espacio, también heterogéneo pero siempre ávido de poder?

El bunker de Javier Milei fue, simbólicamente el Hotel Libertador. Ya habían pasado un
largo tiempo desde que se reconociera la derrota por parte del oficialismo, cuando aún esperábamos la palabra de algo inédito en casi 100 años, un presidente democráticamente electo y con un discurso abiertamente liberal. Ni siquiera Mauricio Macri se había animado a tanto.

Decíamos, a medida que pasaban los minutos y se esperaba la palabra del “León” como lo llaman sus
seguidores, comenzó a aparecer en escena un largo desfilar de dirigentes que han tenido su paso por la gestión justamente del ing. Mauricio Macri. Muestra explícita de la nueva alianza política liberal que se abre en la Argentina. La desintegración de Juntos por el Cambio parece inevitable, se escindirán liberales y socialistas, quizás en un positivo acto de transparencia y honestidad. Se lo deben a la sociedad.

Milei llega al poder luego de una campaña con fuertes tintes épicos. Expresiones como “las
Fuerzas del Cielo” y otros mesianismos no estuvieron ausentes. Esa fue quizás la puerta de entrada, el pragmatismo y la rapidez de reflejos con las que unieron fuerzas con Macri y Bullrich fue sin dudas lo llevó a convertirse en el sucesor de Alberto Fernandez. Moderó su discurso y las figuras públicas que empezaron a ganar más espacios fueron mas las Diana Mondino y menos las Lilia Lemoine. La moderación y seriedad que se le requería por parte del votante de JxC de cara al
balotaje.

La reacción internacional no se hizo esperar, el multimillonario Elon Musk, dueño de
Twitter (X), de Tesla y de SpaceX dijo sobre la elección de Javier Milei “ Argentina tiene la
prosperidad por delante” y el ex presidente norteamericano y uno de los referentes de Milei, Donald Trump se expresó sosteniendo “El mundo entero te estaba mirando hoy, estoy muy orgulloso de ti”.

Las acciones argentinas de las empresas argentinas tuvieron una fuerte alza en los mercados internacionales y los bonos soberanos también. El mundo financiero parece haber recibido buenas noticias, lo que es una señal positiva de cara al cambio de gobierno y a una transición que seguramente será difícil.

El plan de gobierno de Milei, está centrado en el achique del Estado y la ampliación de
capacidades y oportunidades para la sociedad civil. Esa es su lógica. Si lo puede resolver la
sociedad por sí misma nada tiene que hacer el Estado. Ahora bien, sabemos que más allá de muchas frases tribuneras, las reformas que la Argentina necesita no podrán salir adelante tan sólo con la voluntad de un presidente, aunque tenga un fuerte respaldo popular. Se necesitarán negociaciones, acuerdos y profundos debates, tal vez algunos de ellos inclusos razonables.

Me voy a permitir cerrar este artículo con palabras que Jorge Luis Borges pone en su cuento
“Utopía de un hombre que está cansado” y que quizás sintetice la mirada del presidente electo sobre la sociedad y el futuro:
“- ¿Qué sucedió con los gobiernos?
- Según la tradición fueron cayendo gradualmente en desuso. Llamaban a elecciones, declaraban
guerras, imponían tarifas, confiscaban fortunas, ordenaban arrestos y pretendían imponer la censura y nadie en el planeta los acataba.

La prensa dejó de publicar colaboraciones y sus esfigies. Los políticos tuvieron que buscar oficios honestos; algunos fueron buenos cómicos o buenos curanderos. La realidad sin duda habrá sido más compleja que este resumen”.
El mismo autor, al comienzo del cuento nos recuerda que para Quevedo, una Utopía
significa simplemente que “no hay tal lugar”.

A cerrar esta edición que ya se extendió demasiado: mañana, el sol volverá a salir, cebaré
unos mates y como la mayor parte del país abriré mi día rezando y trabajando. Agur Agur

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