Interes General
05/10/2025 - 08:40:05



Columna: La fe y la esperanza dan sentido a la ética


Por Obispo Monseñor Hugo Santiago

Evangelio de Nuestro Señor Jesucristo según san Lucas (Lc 17, 3-10)

“Dijo el Señor a sus discípulos: "‘Si tu hermano peca, repréndelo, y si se arrepiente, perdónalo. Y si peca siete veces al día contra ti, y otras tantas vuelve a ti, diciendo: "Me arrepiento", perdónalo. Los Apóstoles dijeron al Señor: "Auméntanos la fe", Él respondió: "Si ustedes tuvieran fe del tamaño de un grano de mostaza, y dijeran a esa morera que está ahí: "Arráncate de raíz y plántate en el mar", ella les obedecería. Supongamos que uno de ustedes tiene un servidor para arar o cuidar el ganado. Cuando éste regresa del campo, ¿acaso le dirá "Ven pronto y siéntate a la mesa"? ¿No le dirá más bien: "Prepárame la cena y recógete la túnica para servirme hasta que yo haya comido y bebido, y tú comerás y beberás después"? ¿Deberá mostrarse agradecido con el servidor porque hizo lo que se le mandó? Así también ustedes, cuando hayan hecho todo lo que se les mande, digan: "Somos simples servidores, no hemos hecho más que cumplir con nuestro deber”. Palabra del Señor.

La fe

Dice Jesús: "Si ustedes tuvieran fe del tamaño de un grano de mostaza, y dijeran a esa morera que está ahí: "Arráncate de raíz y plántate en el mar", ella les obedecería. La fe, desde el punto de vista humano, es creer lo que un testigo me cuenta sobre una realidad que él conoce y yo no. Le creo porque es confiable y no miente. Por ejemplo; un amigo me cuenta que estuvo en El Calafate, que el Perito Moreno es un glaciar único, que es un lugar de paisajes hermosos, de montañas nevadas y lagos transparentes. Supongamos que además me dice que si soy honesto, Dios me va a ayudar a conseguir los medios para llegar a ese lugar bello. No estuve allí, pero le creo a mi amigo, es confiable y no hay razón para que me mienta. Entonces sé, a ciencia cierta, aunque no lo vi, que existe ese lugar atractivo. Supongamos que, para llegar a disfrutar de ese lugar, como dice mi amigo, tengo que ganarme honestamente el costo del viaje, sin conseguir el dinero de modo deshonesto, entonces, la esperanza de llegar a disfrutar de ese lindo lugar, da sentido a las condiciones: vivir honestamente. Ese amigo es Jesús, la clave es creer y esperar en Él. Que Dios te bendiga, en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.

La esperanza

Jesús nos dijo que hay un cielo nuevo y una tierra nueva más allá de esta vida; es más, nos dijo que nos va a preparar un lugar, para que donde Él vive resucitado y feliz, también vivamos nosotros. (cf Jn. 14, 2). Su Madre, la Virgen, que es una creatura como nosotros y vive allí, de vez en cuando se aparece, dando señales porque sabe que la fe y la esperanza nos suelen faltar. En el Evangelio de hoy Jesús no transmite las condiciones para llegar: dialogar con Dios, servir desinteresadamente, amar a los demás, perdonar, cuidar el planeta, trabajar por la justicia, vivir reconciliados. No conocemos ese lugar de felicidad, pero Jesús lo conoce, tenemos pruebas históricas de que Èl es un amigo que se jugó por nosotros hasta dar la vida; que es veraz, que no miente, y tiene poder para cumplir lo que nos prometió porque es Dios. Entonces, la esperanza de llegar a disfrutar de ese lugar de felicidad da sentido a que vivamos según la ética que él nos indicó en las bienaventuranzas y los diez mandamientos, aunque nos cueste y nos parezca remar contra corriente.

La increencia y la desesperanza generan decadencia

En el acuerdo de crear las condiciones de una humanidad más tolerante y pacífica que el Papa Francisco hizo con los Emiratos Árabes Unidos en Abu Dabi, cristianos y musulmanes estuvieron de acuerdo en que vivimos épocas de decadencia cultural y moral. Eso es porque ha avanzado la increencia. Hay falta de fe y esperanza en Dios, entonces no tienen sentido los valores: hay guerras por sectores en todo el mundo; hay maltrato de la creación hasta tal punto que no sabemos si no estamos destruyendo las condiciones para poder vivir en este planeta en un futuro no tan lejano; mientras que la genética dice que hay vida desde la concepción, se justifica y se mata con el aborto bajo el eufemismo de “salud reproductiva” o “salud pública”; creamos una sociedad de descarte de los que no producen, entonces marginamos a los viejos, a los niños y a los discapacitados; por la inequidad social gran parte de la sociedad es pobre y eso da origen a la violencia y a la inseguridad. La lógica es clara: han disminuido la fe y la esperanza en las promesas de Dios, no tiene sentido una ética y el resultado es la deshumanización progresiva.

Estudiar las ecuaciones

Según el Evangelio de este domingo, tenemos que estudiar seriamente las ecuaciones y optar por lo que más nos conviene como humanidad. La falta de fe y de esperanza en las promesas de Dios generan pérdida de sentido de una ética, es decir, de vivir según el Evangelio de Jesús, y esa falta genera deshumanización. En cambio, la esperanza en las promesas de Jesús da origen a unos valores que surgen de su persona y de su modo de vida, generando un mundo más humano, más pacífico, más justo, un planeta más habitable. Por eso tenemos que pedir el regalo de la fe y la esperanza que dan sentido al compromiso por la construcción de una nueva civilización, no sólo para nosotros, sino para los que vendrán, para nuestros hijos y nietos, además, por ese camino, llegaremos a disfrutar de las promesas de Jesús, de lo contrario, dejaremos un planeta arrasado y nos perderemos a Dios. Buen domingo.

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