Interes General
28/09/2025 - 07:59:59



He venido para que tengan vida: “Una oportunidad”


Evangelio de Nuestro Señor Jesucristo según san Lucas (Lc 16, 19-31)

“Jesús dijo a los fariseos: Había un hombre rico que se vestía de púrpura y lino finísimo y cada día hacía espléndidos banquetes. A su puerta, cubierto de llagas, yacía un pobre llamado Lázaro, que ansiaba saciarse con lo que caía de la mesa del rico; y hasta los perros iban a lamer sus llagas. El pobre murió y fue llevado por los ángeles al seno de Abraham. El rico también murió y fue sepultado. En la morada de los muertos, en medio de los tormentos, levantó los ojos y vio de lejos a Abraham y a Lázaro junto a él. Entonces exclamó; ‘Padre Abraham, ten piedad de mí y envía a Lázaro para que moje la punta de su dedo en el agua y refresque mi lengua, porque estas llamas me atormentan’. ‘Hijo mío, respondió Abraham, recuerda que has recibido tus bienes en vida y Lázaro, en cambio, recibió males; ahora él encuentra aquí su consuelo, y tú, el tormento. Además, entre ustedes y nosotros se abre un gran abismo. De manera que los que quieren pasar de aquí hasta allí no pueden hacerlo, y tampoco se puede pasar de allí hasta aquí’. El rico contestó: ‘Te ruego entonces, padre, que envíes a Lázaro a la casa de mi padre, porque tengo cinco hermanos: que él los prevenga, no sea que ellos también caigan en este lugar de tormento’. Abraham respondió: ‘Tienen a Moisés y a los Profetas; que los escuchen’. ‘No, padre Abraham, insistió el rico. Pero si alguno de los muertos va a verlos, se arrepentirán’. Pero Abraham respondió: ‘Si no escuchan a Moisés y a los Profetas, aunque resucite alguno de entre los muertos, tampoco se convencerán’. Palabra del Señor.

Un tiempo, una oportunidad

Hay dos tipos de “tiempo”, el cronológico, en griego “Xronos”, que consiste en un día después de otro, y otro tiempo que es oportunidad, en griego “kairós”, es por ejemplo, el tiempo de vender la soja porque la pagan bien o el tiempo de comprar en las tiendas porque en el cambio de estación hay “liquidación”, luego de lo cual no hay otra oportunidad. Esta vida, donde un día pasa después del otro, es también para la Biblia, un “kairós”, es decir una oportunidad para optar por hacer el bien o el mal, para salvarse o perderse como persona y como sociedad. En la parábola del rico Epulón y el pobre Lázaro, que nos presenta el Evangelio de este domingo, Jesús nos está hablando de un tiempo que tuvo el rico Epulón para compadecerse del pobre Lázaro y no lo hizo. Terminada la oportunidad de esta vida, no es posible modificar el comportamiento en un más allá. Según el Evangelio, al final de la historia Dios es garante de una justicia donde la impunidad no puede comprarse ni con dinero ni con acomodos, ni con presiones, ni con ideologías, porque Dios no se deja embaucar; donde lo bueno que se hizo es resaltado, donde el daño y las heridas provocadas por las injusticias, deben ser reconocidas y reparadas.

Perder la sensibilidad

En la parábola del Evangelio de este domingo el juicio de Dios se muestra entre Epulón, una persona que no tuvo sensibilidad y Lázaro, un pobre que en esta vida le pedía limosna. El desafío está, según afirma Santo Tomás, en que el vivir bien, sin demasiadas necesidades, nos hace perder la sensibilidad –hoy diríamos, la empatía-, con los que sufren la pobreza, con los que no tienen un trabajo o un salario digno, con los que no les alcanza para una cobertura médica o se alimentan sólo de “harinas” porque el presupuesto no les da para alimentos más consistentes, con los que están en situación de calle, con las mujeres que por violencia familiar se han quedado sin un hogar. Por otra parte, está claro que no es ayuda darles a los necesitados un subsidio y manipularlos para el voto, hay que promover la dignidad de los desvalidos mediante la educación primaria y secundaria, la fe en Jesús que les da valores, un trabajo digno y estable.

Si quieres la paz, trabaja por la justicia

Lo que es claro y no espera a la otra vida sino que se percibe y se sufre en esta, es que la pobreza engendra violencia e inseguridad. Desafío para todos, pero especialmente para los gobiernos que pueden usar temporariamente paliativos, pero tarde o temprano, junto con las clases medias que son las que pueden generar trabajo, deben tratar de solucionar el problema desde sus raíces, para evitar una sociedad violenta e insegura. Por eso, el Papa san Juan Pablo II, decía en un lema: “Si quieres la paz, trabaja por la justicia”. Integrar, transmitir valores, promover, educar, dar trabajo digno, son algunos de los remedios que sanan la violencia y la inseguridad de raíz, de lo contrario aparece el dinero fácil del trafico de drogas, que es una trampa muy tentadora para el desvalido, que termina esclavo de lo que aparentemente le soluciona el problema económico, pero lo transforma en adicto y violento. Este es un flagelo que percibimos de manera preocupante porque ya no hay “islas” donde no hay droga. Por lo dicho, en clave cristiana, realización personal y comunitaria, son inseparables, van de la mano, si queremos la paz social, tenemos que trabajar por la justicia. Que Dios te bendiga, en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.

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