El 17 de octubre de 1945 tuvo el punto máximo que marco la clave para la historia argentina.
La conformación entre sectores sociales en pugna, calaron hondo dentro del complejo engranaje social del pueblo.
La bisagra que impulsaran los sindicatos y la CGT de la época, verdaderos artífices de la liberación del Coronel Juan Domingo Perón; sabedores de que era el hombre justo con quien reafirmarían las conquistas logradas y sería la escalera de lucha en constante ascendencia hacia el mayor bienestar de la clase trabajadora en su conjunto.
Desde aquella fecha histórica el pueblo ya no sería un mero testigo, sino que pasaría a formar parte de ese protagonismo en primera persona, las clases sociales relegadas serían de manera espiralada hasta nuestros días, la figura preponderante en la vida misma de nuestro pueblo; jamás sería olvidada, jamás la clase obrera sería expectante desde un segundo plano en la Argentina incipiente allá en el siglo veinte.
Entiendo que la hora de los pueblos está siempre vigente e interpreto que el General Perón adelantadamente con sus dichos, palpitaba desde la palabra hablada de sus hombres dirigentes, pensando desde los grandes días iniciales hasta aquellos otros, difíciles y brumosos de nuestra organización nacional.
Hoy, nuestro grupo, nuestro movimiento, transportándonos imaginariamente a aquellos días históricos -en esta conmemoración de otro 17 de octubre- hace a la reflexión que debemos continuar en la lucha, para seguir construyendo de esta argentina la más igualitaria, con inclusión e igualdad distributiva, basado en la verdadera equidad social; sabemos que tenemos por delante horas de urgencia permanente y de labor sin tregua, pero es la crónica constante que el país espera de nosotros los jóvenes que elegimos este costado de lucha política ininterrumpida.
Adolfo Suárez Erdaire
JP Descamisados
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