A 30 años de la muerte de su mamá, Manuel Gonçalves volvió reconstruir el pasado, remover la memoria, y signar la historia.
Las audiencias testimoniales fueron en la jornada de ayer, lunes 27, y también declararon los hermanos de Omar Amestoy, fallecido aquel 19 de noviembre de 1976.
El conteo regresivo de los días, palpitaba dentro del único sobreviviente de la “Masacre de Juan B. Justo” que presenció cada una de las audiencias que se realizaron en San Nicolás.
El tiempo que se hizo largo y estrecho de transitar, permitió que diferentes agrupaciones estudiantiles, políticas y sociales pudieran organizarse y transmitir de la mejor manera su apoyo a quienes fueron víctimas de la dictadura.
Este lunes fue el turno de declarar de Fredy y Miguel Amestoy, hermanos de Omar Amestoy asesinado junto a su mujer y su dos hijos de 3 y 5 años.
Luego, por la tarde, le tocó a Manuel Gonçalves, hijo de Ana María Granada, que se hospedaba junto a los Amnestoy en aquel momento.
“Desde que supe que yo era Manuel, lo único que puedo hacer es algo para reconstruir. La sentencia no va a ser reparadora, pero más allá de que llega tarde y no repara todo, la justicia es necesaria”, fueron algunas de sus últimas palabras ante el Tribunal Oral Federal de Rosario.
Cuando salió del edificio de calle Sarmiento y Lavalle, un gran número de personas aplaudió con una mezcla de alegría y dolor, en el marco de un “un claro día de Justicia”.
Durante el receso de las audiencias se pintó un Mural por Memoria, Verdad y Justicia y hubo música, lecturas de adhesiones y poemas.
Tras la finalización del testimonio de Manuel Gonçalves se realizó un acto en el que muchos quisieron agradecer el acompañamiento y manifestar la emoción de haber llegado a esta instancia.
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